lunes, 6 de junio de 2016

Nace en el Monasterio de San Pedro de Cardeña la primera cerveza trapense de España: 'Cardeña'






El monasterio comenzará a producir en el plazo de dos años en una cervecería propia al igual que los monasterios belgas que han inspirado el proyecto.
El Monasterio de San Pedro de Cardeña, conocido por su pasado cidiano, escribe desde hoy un nuevo capítulo en su historia al ser el primer espacio monacal español en producir cerveza trapense. Un hito, además de un proyecto empresarial, con el que los monjes de la abadía burgalesa pretenden emular a los monasterios belgas y estadounidenses que fabrican algunas de las cervezas más conocidas del mundo.
'Cardeña' da nombre a la primera variedad de cerveza trapense de España y parte de un proyecto gestado por el propio padre abad, el padre Roberto Iglesias, quien hace dos años comenzó a darle vueltas a la idea de producir una cerveza propia. Una realidad que hoy ha sido presentada a los medios de comunicación de la mano de sus promotores, el padre José Luis y el creador de la bebida, Bob Maltman, además del experto cervecero belga Erick Coene.
La comunidad de San Pedro de Cardeña ha tomado la decisión de comenzar un proyecto similar al de abadías “hermanas” que producen cerveza desde hace siglos para ayudar a la supervivencia de la comunidad y afrontar los gastos. Una idea con sello propio inmortalizado en una cerveza que ya puede comprarse en la tienda del monasterio, en el mesón aledaño y que pronto se llevará a algunos espacios de la ciudad basada en la norma trapense de elaboración cervecera. Una fórmula que, según los maestros en este tipo de bebida, hace que las bebida sea “única”.
El proyecto cervecero de San Pedro de Cardeña es único en el país pero sigue la tradición cervecera de la Orden Trapense que comenzara en Bélgica en el siglo XIX. En este país hay actualmente seis monasterios trapenses que elaboran cerveza (Chimay, Westvleteren, Westmalle, Orval, Rochefort y Achel), además de otros dos en Holanda (Koningshoeven/Tilburg y Zundert). Asimismo, hay ejemplos en Austria, Italia, Estados Unidos y en Francia.
“Nuestro monasterio está unido en una asociación trapense y ahora en este proyecto”, destacó el padre José Luis, que mostró su entusiasmo en dar un “paso adelante” y dar vida a un proyecto que busca “conseguir los medios económicos para el mantenimiento de la comunidad y de su patrimonio histórico, además de ayudar a los necesitados”.

Con sello propio. 'Cardeña' es ya una cerveza con sello propio. El cervecero escocés Bob Maltan, maestro cervecero muy experimentado, es quien ha interpretado a la perfección el tipo de cerveza que ahora está ligado a Burgos y a la comunidad de Cardeña. Así ha elaborado una cerveza de estilo trapense belga “con carácter y personalidad, de alta fermentación y con segunda fermentación en botella”.
En los próximos meses se decidirá la comercialización de la bebida, que hasta la fecha puede adquirirse en la tienda anexa al monasterio. Algo que ya han hecho algunas personas que, interesadas, han asistido a la presentación y se han llevado las primeras botellas de 'Cardeña' a sus casas.
A medida que aumente la producción se podrá iniciar la venta a hostelería de Burgos y de la provincia, así como a otros puntos. También puede adquirirse a través de la página web del monasterio, al igual que su famoso vino 'Valdevegón'.
Las primeras cien cajas de 24 botellas de 'Cardeña' se han elaborado fuera del monasterio, en una cervecera artesana española, con exhaustivos criterios. La cantidad ha sido limitada. De cara a los próximos meses se plantea construir una cervecería en el propio monasterio para fabricar la cerveza trapense en la provincia de Burgos.

Pegado a la historia. Para hablar de la existencia de San Pedro de Cardeña es necesario viajar hasta el siglo X, cuando se cree que pudo crearse el monasterio. Los primeros documentos que acreditan su existencia datan del año 902 cuando el conde de Lantarón y de Cerezo, Gonzalo Téllez y su esposa Flámula formalizaron la primera donación al monasterio, aunque se sabe que tres años antes, en el 899, fue restaurado por el rey Alfonso III el Magno. En esta misma época se ubica el martirio de 200 monjes martirizados por los musulmanes. Un triste acontecimiento que hizo que Cardeña se convirtiera en un centro de peregrinación con la afluencia de muchos devotos entre los que las crónicas sitúan al monarca Felipe III.
La llegada de las tropas francesas al monasterio supuso un antes y un después en la historia del cenobio. Napoleón no solo saqueó la tumba del Cid y de su esposa, sino que ordenó quemar buena parte de las dependencias. Un desastre que hizo que documentos, libros como el Beato de Liébana y otras tantas joyas del castellano salieran de Cardeña para nunca más volver. La Desamortización de Mendizábal, en 1836, acabó por dar la puntilla al monasterio desolado y abandonado.
Un siglo después de la desamortización, Cardeña volvió a acoger a moradores. Esta vez eran prisioneros de la Guerra Civil que pasaron los momentos más duros de su estancia en un monasterio convertido en campo de concentración para prisioneros del bando franquista hasta 1940.
Acabada la guerra, y con la presencia del general Franco, Cardeña recobra la vida en 1942. La comunidad trapense se instala en el monasterio y en 1948 logra el título de abadía. Diecisiete años antes, unos meses antes de proclamarse la II República, fue declarado Bien de Interés Cultural.
En pleno siglo XXI, y con 1.100 años a sus espaldas, San Pedro de Cardeña es la morada de 16 monjes trapenses dedicados a la oración y el trabajo, además de a la custodia de una de las leyendas más importantes de la historia castellana, la del Cid Campeador. Desde hoy también es la cuna de una cerveza que espera ser conocida en todo el mundo.

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